De arriba a abajo: acrílico, carboncillo y conté sobre tela. 160x125cm./170x145cm./100x70cm. aprox. 

«Tanto por razones prácticas como simbólicas, el observador será más capaz de leer los escombros de una morada tal como pudieron interrogar, durante siglos, las entrañas de un pollo. El paralelo no tiene nada de gratuito, y no es ningún reflejo poético el que me ha llevado a él. Fue al atardecer de una batalla cuando la gente pidió al arúspice que descubriera en el hígado de una víctima si había que perseguir al enemigo o replegarse. Es de la misma manera, en unos momentos semejantes, cuando los órganos puestos a la vista de un edificio sacrificado son susceptibles de revelar la verdad sobre el futuro de esta guerra.” (Cuaderno de Wlodzimierz Bogacki, en el cual elabora una ciencia que permite arrojar luz sobre el futuro de los seres a través de la interpretación de los escombros de la guerra. En, El uso de las ruinas. Retratos obsidionales. Jean-Yves Jouannais.)
Comentar que, Bogacki, en la tarde del 3 de marzo de 1864, muere escribiendo, siendo un prisionero durante la batalla de Opatów. Y desde la ventana de su celda observa “fascinado el espectáculo inmóvil de las ruinas, en las que no pudo o supo reconocer la casa familiar, en la cual había vivido veintisiete años antes.” Tal como testimonia por última vez en su cuaderno: “Ha comenzado a cesar el tiempo.” Los cuadernos de Bogacki son adivinatorios, estudian las ruinas para saber el futuro incierto e inexacto de un mundo desencadenado por su propio fin y malestar. Bogacki, no supo saber sus propias ruinas. No supo que se trataba de su casa. La ruina se convirtió en un ser orgánico que proclamaba otro fin indefinible. Al leer este pequeño relato de Jean-Yves Jouannais, me di cuenta que el propio dibujo de la ruina y la ruina en sí misma, podría desentrañar elementos premonitorios del sinsentido de la vida.

De arriba a abajo: acrílico, carboncillo y conté sobre tela.160x125cm./170x145cm. aprox.